Qué ver en Palermo

Qué ver en Palermo

«Palermo, capital de Sicilia, se caracteriza por una atmósfera particular y única. En ella se descubren las muchas almas que innumerables civilizaciones le han dejado a lo largo de su asombrosa y fascinante historia.

El resultado es evidente hoy en día en la variedad de estilos arquitectónicos y en la sabrosa mezcla de ingredientes utilizados en la cocina local, así como en la variedad de nombres de lugares y calles que, obviamente, no son de origen italiano. En el centro histórico de Palermo hay numerosos sitios que merecen una visita, entre los cuales destacan los monumentos del itinerio árabe-normando, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Los visitantes de Palermo no podrán omitir de dar un paseo por sus mercados que huelen a souk árabe, para descubrir la verdadera vida que alberga en la cocina de esta ciudad y la variedad espectacular de colores y perfumes y voces. Sin embargo Palermo no sólo es cultura e historia sino ciudad privilegiada para disfrutar del mar y de la naturaleza: el Monte Pellegrino, la montaňa sagrada, es lugar ideal para excursiones y senderismo con sus vistas incomparables, en ella empieza el Itinerarium Rosaliae, camino religioso y naturalístico que conecta el sanctuario de Santa Rosalia de Palermo con la cueva en Santo Stefano alla Quiquina (Agrigento), donde la santa vivió algunos aňos; la reserva natural del parque de la Favorita que fue reserva de caza del rey Fernando III de Borbón;

las reserva natural y Marina de Capo Gallo con sus rocas y acantilados; los matices caribeňos de las aguas de la playa de Mondello, donde normalmente es posible baňarse de Abril a Noviembre; su jardín botánico, impresionante por la presencia y la dimensión de las especies exóticas; sin olvidar el majestuoso ejemplar de Ficus macrophilla, el árbol más grande de Europa.
En la visita de Palermo hay que incluir una parada en Monreale para visitar la hermosa catedral y sus preciosos mosaicos bizantinos, considerados los más extensos y bellos del mundo, y el claustro, maravilla del arte románico.»