Ragusa Hibla es sin duda una de las ciudades más bellas de Sicilia. Básicamente barroca, la ciudad que vemos hoy fue construida en su totalidad después del terremoto de 1693.
De hecho, en ese año Ragusa, así como las cercanas joyas barrocas de Noto (Sr), Modica y Scicli, fue completamente destruida. La ciudad forma parte del patrimonio cultural del mundo y 18 de sus edificios están protegidos por la Unesco. Una parada merece indudablemente el cercano Castillo de Donnafugata. Su encanto se debe a su arquitectura particular: una galería elegante en estilo gótico veneciano enriquece las fachadas principales, mientras que algunos arcos trilobulados marcan la sucesión de ventanas elegantes. La provincia de Ragusa destaca también por sus hermosas y largas playas de dunas entre Pozzallo, marina de Ragusa y la aldea de Donnalucata.
Es entre estos lugares encantadores que descubrirán los sitios con duende descritos en los célebres libros de Camilleri y les parecerá ver al Comisario Montalbano entre una zambullida y un sabroso plato de espaguetis con pescado.
Sin embargo no olviden probar el chocolate de Modica, producto de alta y tradicional pasteleria siciliana de la zona.